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Nutrición y protección integral para mitigar problemas de sanidad en soja

soja

Para la campaña 2024/25 se proyecta una superficie destinada a la siembra de soja que alcanzaría las 19 millones de hectáreas, lo que representa una expansión interanual del área del 9,8% y un aumento del 13% con relación al promedio de los últimos cinco años.

La disminución de la intención de siembra de maíz, relacionada con la problemática del complejo de achaparramiento y un aumento en la superficie triguera, incrementaría el cultivo de la oleaginosa en la campaña 2024/25.

Esta situación eleva la importancia de contar con semillas de alta calidad, ya que la superficie sembrada será mayor y cualquier problema de implantación podría tener un impacto significativo en los rendimientos generales de la campaña. En este contexto, se requiere un enfoque técnico aún más riguroso para asegurar que el cultivo no se vea comprometido.

En muchas regiones, la campaña pasada estuvo marcada por un exceso de lluvias desde marzo hasta mayo, lo que generó, en muchos casos, suelos saturados de humedad y condiciones ideales para la proliferación de hongos patógenos como Phomopsis sp., Fusarium sp. y Cercospora kikuchii, dejando secuelas sobre las semillas y atentando contra su potencial de viabilidad y su vigor.

De todos modos, se plantean situaciones muy diferentes según la región por lo que cada caso debe ser evaluado con cautela a la hora de tomar decisiones.

Considerar la calidad
Muchos especialistas vienen alertando sobre la caída en la calidad de la semilla, recomendando algunas acciones para evitar sorpresas y poder arrancar un nuevo ciclo de cultivo de manera exitosa, ya que una buena implantación dependerá de numerosos factores, entre ellos la calidad de semilla disponible.

Para determinar su calidad fisiológica se utilizan diferentes pruebas. La más conocida y solicitada en los laboratorios es la que determina el estándar de germinación o de poder germinativo, que establece el porcentaje de plántulas normales que pueden emerger bajo condiciones óptimas de germinación. También está el test de Tetrazolio, que determina el vigor de la semilla.

Estos estudios deben realizarse con antelación para poder tomar decisiones en función de los resultados obtenidos, ya que los mismos definen la aptitud del lote para la siembra, permiten planificar estrategias, calcular la densidad de siembra, optar por el uso o no de fungicidas curasemillas, entre otros factores.

El control de la calidad de la semilla debe ser una práctica de rutina en los sistemas productivos, ya que de esta calidad dependerá la implantación exitosa del cultivo.

También es importante el curado de la semilla. Son años en que los tratamientos biológicos están dando buenos resultados, pero cuando la carga fúngica es alta, es necesario sumar un tratamiento químico que ofrezca una cobertura integral.

El uso de mezclas de fungicidas que incluyan más de un modo de acción y con un espectro amplio de control, no solo controlarían la carga fúngica que poseen las semillas, sino que también las protegerían contra patógenos del suelo. De todos modos, las estrategias de manejo deberán adaptarse a las condiciones específicas de cada campo.

Asimismo, hay que destacar que los patógenos no fueron los únicos responsables de la disminución en la calidad de semilla que se registra para esta campaña. También las condiciones de estrés térmico contribuyeron a esa reducción ya que la exposición prolongada a altas temperaturas durante la formación de la semilla afectó sus atributos fisiológicos.

Por ello, es muy importante que el cultivo reciba la nutrición adecuada en los momentos claves de mayor requerimiento, para mitigar posibles situaciones de estrés y evitar que la planta malgaste sus energías en su reposición. Esa decisión contribuirá a la vitalidad de la planta y a fortalecer su sanidad.

Pensando en la nutrición
En las regiones sojeras de Argentina, nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S) son los principales nutrientes que limitan con mayor frecuencia el rendimiento del cultivo.

El fósforo es el más importante para la soja, con una elevada demanda para su crecimiento ya que influye en numerosos procesos metabólicos. Además, las semillas tienen alto valor nutricional y, por lo tanto, un elevado índice de cosecha de los nutrientes absorbidos.

Las deficiencias de fósforo en el cultivo de soja se manifiestan por el bajo crecimiento de la hoja y el tallo, color verde oscuro, biomasa pequeña y menor cantidad de granos, lo que se traduce en menor rendimiento.

Otro nutriente de importancia es el nitrógeno, del cual la soja presenta altos requerimientos (70-80 kg N t-1 de grano), aunque gran parte de ellos son cubiertos por la fijación biológica del nitrógeno (FBN). Sin embargo, a pesar del extraordinario aporte por FBN, los balances de N son negativos debido a la alta extracción en el grano de soja.

En este contexto, lo que se busca son sistemas de FBN más eficientes y efectivos, donde una correcta inoculación sumada a una nutrición balanceada, resultarán de suma importancia para optimizar el crecimiento de la planta y, por ende, lograr que la FBN se exprese a su máxima intensidad.

El azufre (S) es otro elemento relevante. Asociado a la materia orgánica, se observaron las mayores respuestas en ambientes de larga tradición agrícola, mal rotados, erosionados o con barbechos cortos previo a la siembra. En soja, el S es agregado comúnmente mediante mezclas físicas o químicas junto a P, prioritariamente bajo la forma de sulfato de calcio y, en menor medida, como S elemental.

La correcta nutrición a partir de un diagnóstico preciso asegura la conservación de los suelos y permite aprovechar al máximo el potencial de nuevas tecnologías.

Como complemento de la nutrición deben mencionarse los bioestimulantes, que tienen la capacidad de mejorar la condición de la planta, ayudarla a asimilar mejor los nutrientes y aumentar la tolerancia a los diferentes tipos de estrés. Estos pueden ser bióticos o abióticos, y pueden presentarse a lo largo de toda la campaña.

Por ello, es muy importante su uso en el arranque de la siembra para optimizar la implantación y lograr una mayor cantidad de plantas que, además, nazcan en mejores condiciones, sobre todo ante riesgos de fitotoxicidad o de déficit hídrico. También es recomendable continuar con aplicaciones en estadios vegetativos V6 o V7 para fortalecer el momento de mayor crecimiento, reduciendo las situaciones de estrés y ayudando a que la planta se desarrolle con más firmeza.

Entre sus funciones, los bioestimulantes aumentan la tolerancia a condiciones de estrés y optimizan la eficiencia del uso de los recursos, siendo así complementos de la nutrición de los cultivos, mejorando considerablemente su rendimiento potencial.

soja

Las soluciones de COMPO EXPERT

En este contexto, COMPO EXPERT tiene dentro de su portfolio las siguientes soluciones para acompañar el cultivo de soja durante esta campaña tan exigente:

EasyStart® BS, un fertilizante microgranulado con alto contenido en fósforo, con Bacillus subtilis y micronutrientes para su uso en cultivos extensivos que puede colocarse junto a la semilla al momento de la siembra y asegurar el suministro de nutrientes cuando la planta es joven.

La cepa patentada E4-CDX® de B. subtillis promueve y protege el crecimiento vital de las raíces, aumentando la tolerancia de los cultivos a agentes patógenos y otras fuentes provocadoras de estrés. El tamaño del gránulo fino y homogéneo y su altísima solubilidad, lo hacen un producto ideal para ser utilizado como arrancador de cultivos. Cada gránulo contiene todos los nutrientes, garantizando una distribución muy exacta de los mismos.

Basfoliar® Kelp SL es un bioestimulante derivado del extracto de algas (Ecklonia maxima) que contiene 11 mg/l de equivalente de auxina.

Este bioestimulante es un extracto natural del alga marrón Ecklonia maxima, que contiene fitohormonas, proteínas y aminoácidos naturales para mejorar el crecimiento de las raíces, el establecimiento de las plantas y el alivio del estrés.

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Vitanica® RZ es una asociación entre un líquido de una matriz bioestimulante, compuesto por Basfoliar® Kelp, una cepa bacteriana de Bacillus amyloliquefaciens R6-CDX y un componente nutricional de N y K. Estas son sus principales características:

• Actúa tanto por vía foliar como radicular, reforzando el crecimiento y el establecimiento de los cultivos.

• Reduce el estrés post trasplante gracias a la combinación de los efectos bioestimulantes de Ecklonia máxima con el efecto competencia de Bacillus con patógenos fúngicos, limitando el desarrollo de hongos (antagonismo).

Bacillus amyloliquefaciens es una bacteria gran positiva que prolifera y ocupa el sustrato, disminuyendo el impacto de enfermedades fúngicas.

• Compite por sustrato en la rizósfera con los patógenos de las plantas.

• Produce sideróforos, compuestos de alta afinidad por ión hierro, previniendo germinación de esporas de hongos patógenos.

• Produce hormonas que permiten lograr un mayor crecimiento radicular.