Los cultivos menores quedan definidos desde un punto de vista de fitosanitarios por cumplir dos de los siguientes tres supuestos, según la “Guía SANCO 7525/VI/95, Rev. 10.3, 13 June 2017”: consumo medio diario inferior a 0,125 gramos por kilo del peso corporal, superficie de cultivo inferior a 20.000 hectáreas y una producción anual inferior a 400.000 toneladas.

Esta definición sólo se basa en la ingesta de un potencial residuo fitosanitario pero no en lo fundamental, diversidad de oferta al consumidor en cuanto valor nutricional, formas, sabores, etc. Los cultivos menores no deberían ser considerados menores si no complementarios, un claro ejemplo de esto en el mercado es la fruta tipo snack como tomates cherries, frambuesas, arándanos… Desde la visión comercial de frutas y hortalizas, los cultivos menores suponen un gran segmento en el mercado y por ello las empresas fabricantes de agronutrientes asociadas a AEFA le prestan un especial interés.

Para introducirnos en el mundo de la agronutrición en cultivos menores entrevistamos a Javier Vázquez Antequera, ingeniero técnico agrícola y Crop Manager Hortícolas de la empresa COMPO EXPERT, multinacional alemana especializada en la nutrición vegetal en el ámbito de la agricultura profesional, desde donde se proporcionan las soluciones de alta calidad con su amplio catálogo. COMPO EXPERT es miembro de AEFA desde 2013.

Javier ¿nos puedes dar ejemplos de los llamados cultivos menores?

Los cultivos menores son todo un potencial a tener en cuenta y están compuesto por especies presentes en todos los grupos hortofrutícolas. De hecho el MAPAMA en la web oficial, tiene editada una lista de cultivos menores en España (Reglamento (UE) 752/2014). Si hablamos de ejemplos, en ella están presentes especies de frutos de cáscara las castañas, avellanas, piñones, pistachos, nueces,… frutas de pepita los membrillos, nísperos,… en bayas y frutos pequeños las zarzamoras, frambuesas, moras, arándanos, grosellas,… hortícolas como rúcula, rábanos, colinabos, cebollinos, calabazas, col china, canónigos,… y demás frutos del tipo kiwi, granadas, papaya, dátiles, higos, kumquats, chirimoyas, etc.

¿Se sabe cuál es la superficie de cultivo de estas especies en España?

Es difícil estimarla pero podemos afirmar que actualmente hay más de 40.000 hectáreas ocupada por estos cultivos. Y es difícil porque estamos ante un mercado en ebullición y de constante cambio. Hay que pensar que para las empresas comercializadoras hortofrutícolas representan una oportunidad para diversificar el producto que ofrecen, así como una oportunidad de atraer a nuevos consumidores, como es el caso de los productos “snack” o la 4ª gama en ensaladas por poner unos ejemplos.

¿A nivel de facturación qué representan?

Estamos como en el caso anterior, nos basamos en estimaciones y las cifras que manejamos para el mercado español se sitúan en torno a unos 400 millones en ventas, lo cual no es una cifra desdeñable. ¿Y lo mejor…? Es que son cifras que van al alza.

¿Qué aportan los cultivos menores a los agricultores?

Para una agricultura en la que cada vez se reducen más los márgenes en productos convencionales, los cultivos menores pueden ser una gran oportunidad para diversificar producciones y generar productos de mayor valor añadido que aumenten la rentabilidad de las explotaciones agrícolas.

Los puntos de venta también tienen intereses en este sentido ya que diversificando los productos en sus lineales hacen más atractivas estas secciones, ofreciendo un mayor catálogo comercial de productos, en muchas ocasiones incluso como diferenciación entre comercios. Y no olvidemos la restauración, en la innovación gastronómica también juegan un papel fundamental estos productos provenientes de cultivos menores.

Siempre se da la misma ley en el mercado: a mayor diversidad mayor capacidad de diferenciación y por tanto de valorización de un producto,… si todo es “igual” o “considerado igual” el precio siempre tiende a la baja.

¿Tienen las mismas necesidades a nivel de fertilizantes y bioestimulantes agrícolas que otros grupos de cultivos?

Dependiendo del grupo vegetal en el que se encuadren y el producto cosechado se establecen las cantidades de fertilizantes asociados. Hay diferentes particularidades, por ejemplo no se puede tratar la rúcula igual que una lechuga ya que de una se realizan varios cortes de cosecha mientras que en el caso de la lechuga tradicional sólo se realiza una recolección.

Las empresas de AEFA tienen muy en cuenta sus fabricados y combinación de estos para dar respuestas eficaces al agricultor. Desde COMPO EXPERT por ejemplo, hemos definido un plan estratégico para establecer modelos de nutrición y bioestimulación específicos, ya que todo no puede ser considerado igual aunque tenga una misma base. Un ejemplo es el programa desarrollado de “berries” que está dando muy buenos resultados, combinando bioestimulación específica en base a extracto de algas (Ecklonia maxima) y Bacillus amyloliquefaciens, y nutrición NPK-Ca ácido vía riego.

Hay muchos cultivos menores en el rango de agricultura ecológica. ¿Tiene el agricultor una oferta adecuada en agronutrientes?

Muchos de los cultivos menores vienen de producciones pequeñas o agricultura de pequeña escala, la cual suele estar en un enclave más propicio para la agricultura ecológica. Lo cierto es que hay una necesidad de insumos agrícolas ecológicos de calidad y confiables en cuanto a rigor y características.

Me consta que las empresas de AEFA trabajamos incansablemente en nuestros departamentos de I+D+i para desarrollar formulados que permitan mejorar y rentabilizar las cosechas de los agricultores. También como ejemplo, desde COMPO EXPERT hemos desarrollado todo un catálogo de agronutrientes para su uso en agricultura ecológica con productos órgano-minerales granulados, solubles y foliares.

¿Desarrolláis productos especiales para los cultivos menores?

Se puede dar el caso de algún producto concreto, pero como expliqué anteriormente los cultivos menores quedan definidos por los fitosanitarios y su toxicología.

En clave de fertilizantes lo que se preparan son programas específicos de productos para cultivos menores en cuanto a necesidades nutricionales y manejo.

Hay un caso particular que son los Bioestimulantes que sí pueden tener un gran impacto en el modelo agrícola de los cultivos menores.

¿Estos productos inciden notablemente en su productividad?

Podemos poner un caso interesante como el de la aplicación de PGPR (Plant Growth Promoting Rhizobacteria) asociados a Bioestimulantes, como es el caso del uso de macro algas como Ecklonia maxima con un alto contenido en auxinas naturales y la adición de una bacteria beneficiosa para la rizosfera vegetal, Bacillus amyloliquefaciens. Esta sinergia entre algas y microorganismos genera raíces fuertes y sanas así como un efecto bioestimulante dando muy buenos resultados en frutos rojos.

En el caso de los bioestimulantes agrícolas ¿permiten al agricultor abordar cultivos en condiciones más adversas como por ejemplo la sequía?

Sí, existen efectos sobre diferentes situaciones de estrés si bien queda mucho por estudiar y descubrir. Lo importante en estos casos es hacer ensayos rigurosos para demostrar estos efectos y así poder facilitar soluciones fiables a los productores.

Por ejemplo, aunque no es un bioestimulante, es el caso particular de los humectantes de aplicación vía riego, que pueden ayudar a optimizar el uso del agua en déficit hídrico. Lo importante es que estos productos no sean fitotóxicos, se desintegren rápidamente, se incorporen a bajas dosis siendo eficaces y no tengan toxicología sobre la biota ni microbiota del suelo.

Bioestimulantes para la sequía sería por ejemplo el silicio bioasimilable por las plantas (no desecantes). Se ha comprobado en diferentes estudios como el silicio absorbido por las plantas hacer disminuir la permeabilidad del tejido vegetal al agua y así se reduce la transpiración y el consumo de agua.

¿Hay cifras del consumo de agronutrientes y bioestimulantes orientados a estos cultivos?

En total podríamos estar hablando de un mercado de unos 10 millones de euros en consumo de agronutrientes y bioestimulantes.

¿En qué estáis trabajando sobre productos orientados a este mercado?

Seguimos trabajando e incorporando nuevos bioestimulantes y tecnologías. Como un ejemplo entre las más recientes, la tecnología de elicitores que son compuestos aportados en pequeñas cantidades que generan una respuesta vegetal. Este año estamos introduciendo nuestro nuevo elicitor ESSR-1 (Elicitor Salt Stress Release) que alerta y modula la respuesta vegetal frente a situaciones de salinidad, bajando las pérdidas derivadas de los daños por salinidad.

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