La fertilización en cereales de invierno es esencial para garantizar una buena producción y calidad del cultivo. Incluir en los planes de fertilización micronutrientes esenciales como el azufre, magnesio y zinc mejoran los rendimientos y calidad de grano respecto a la fertilización NPS tradicional. El Zinc (Zn) es uno de los elementos fundamentales para el crecimiento, la tolerancia al stress y la definición de las componentes del rendimiento en trigo.
La fertilización es de gran importancia para los cereales de invierno, manifestándose tanto en el rendimiento como la calidad del producto final. Una fertilización equilibrada puede mejorar la resistencia de la planta a las enfermedades y al estrés ambiental, lo que puede aumentar su capacidad para elevar rendimientos.
El trigo es un cultivo muy indicativo de las deficiencias nutricionales del suelo. Por ello es necesario realizar análisis del suelo y de las plantas para determinar la disponibilidad de nutrientes y ajustar la fertilización en consecuencia. En el caso del Zn, para el cual las regiones deficitarias son más amplias, se recomienda el diagnóstico haciendo muestreos y análisis de suelo de la capa de 0 a 20 centímetros para medir el Zinc extraíble, extractable o disponible. Cuando sus niveles se ubican por debajo de 1 parte por millón, estamos frente a una deficiencia crítica. Los especialistas indican que entre el 80% y el 85% de las muestras de suelo analizadas presentan deficiencias de zinc, lo que se traduce en una pérdida de rendimiento debido a la importancia que este nutriente tiene para el desarrollo de las plantas.
Por lo tanto, es esencial prestar atención a las necesidades nutricionales del trigo y aplicar la fertilización adecuada en el momento oportuno para lograr los mejores resultados.
Importancia del zinc
Hoy es fundamental plantear una estrategia de fertilización más integral, complementando los planteos básicos con la incorporación de otros nutrientes que son necesarios y no siempre tenidos en cuenta, para lograr el máximo potencial en el desarrollo de los cultivos. Por ejemplo, el Zinc (Zn) es esencial para el crecimiento y la reproducción de las plantas, ya que participa en una amplia variedad de procesos metabólicos, incluyendo la formación de clorofila y auxinas, así como en el aumento de la resistencia de las plantas a condiciones de estrés.
El zinc es un nutriente que puede no presentar deficiencias de forma visible, lo que se conoce como "hambre oculta". Esto significa que, aunque las plantas puedan estar sufriendo una deficiencia, no se observarán síntomas claros en las hojas, lo que puede llevar a una pérdida significativa de rendimiento. En general, cuando se detectan los síntomas en la planta, suele ser demasiado tarde para aplicar una solución.
Las aplicaciones de zinc suelen tener una respuesta notoria y de mayor magnitud en los cultivos de trigo, con mejoras de rendimiento que pueden alcanzar entre un 7 y un 8%. Por lo tanto, es esencial considerar el zinc en la estrategia de fertilización para lograr una producción agrícola eficiente y sostenible, maximizando el rendimiento y la calidad del cultivo.
Desde la semilla
En los últimos años ha habido un aumento en el uso de complementos a la fertilización de base, que brindan interacciones positivas con otros nutrientes y contribuyen a aumentar la productividad en la agricultura. Por ejemplo, el tratamiento de semillas con zinc, la aplicación de hormonas de crecimiento para mejorar la fisiología de las plantas y la inclusión de bioestimulantes para activar su crecimiento en etapas iniciales o críticas son algunas de estas prácticas. Estos complementos ayudan a las plantas a incrementar la captación de nutrientes del suelo y a mejorar su resistencia a las condiciones ambientales adversas.
El tratamiento de semillas con bioestimulantes se presenta como una opción para asegurar que los cultivos obtengan los nutrientes esenciales para su desarrollo inicial, así como para estimular el crecimiento temprano y lograr una mejor implantación. Este tratamiento no solo nutre a las plántulas desde la germinación, sino que también las protege del sodio presente en el suelo.
NutriSeed® Zn Flo es un biopotenciador para semillas que, por su alta concentración de Zinc, contiene el total de las necesidades de extracción del cultivo, previniendo su deficiencia. Su formulación de alta calidad con partículas de diámetro menor a dos micrones garantiza una alta eficiencia de absorción. NutriSeed® Zn Flo estimula el sistema radicular de las plantas, generando raíces más desarrolladas y con mayor número, lo que permite mejorar la absorción de agua y nutrientes del suelo. Su aplicación logra una uniformidad en la emergencia, potenciando los rendimientos desde las etapas iniciales del cultivo.
Por otra parte, la fertilización del trigo en la siembra resulta esencial para garantizar un buen establecimiento y crecimiento de las plantas desde el inicio del cultivo. Es recomendable aplicar los fertilizantes antes o durante la siembra para asegurar que los nutrientes estén disponibles desde el principio. Los principales nutrientes a considerar son el nitrógeno, fósforo y potasio, aunque también se deben considerar los micronutrientes como el zinc, manganeso, hierro y cobre, que son importantes para el crecimiento y desarrollo de las plantas.
EasyStart® es un fertilizante microgranulado con una granulometría fina y homogénea. El 90 % de los gránulos presenta un diámetro comprendido entre los 0.7 y los 1.4 mm. Su aplicación en la línea de siembra asegura un rápido crecimiento y desarrollo de raíces. Contiene Zn y otros microelementos como Fe y Mn que aseguran un crecimiento óptimo.
Otra práctica que está creciendo entre los productores con muy buenos resultados es la fertilización foliar. Es recomendación incorporar nutrientes junto con otras aplicaciones como fungicidas para aprovechar la tarea, incorporando un refuerzo nutricional en el momento adecuado.
Basfoliar® Trigo SP es un fertilizante foliar, que aporta nutrientes en forma balanceada, estimulando los procesos de desarrollo y crecimiento del trigo. Contiene una mezcla de nitrógeno, fósforo y potasio, magnesio y boro, cobre, hierro, manganeso, molibdeno y zinc en una proporción perfectamente equilibrada en relación a los valores óptimos foliares para el cultivo de trigo. Los microelementos contenidos en su formulación se encuentran bajo la forma quelatizada con EDTA, con lo cual se favorece su asimilación y transporte en la planta, impidiendo su fijación. Su aporte complementa y potencia la fertilización del suelo, especialmente en fases de intenso crecimiento vegetativo (hojas), y en estados reproductivos (floración y llenado de grano), donde la intensa demanda de nutrientes es mayor que la tasa de absorción radicular.
Se recomienda su aplicación en la etapa de macollaje completo y un refuerzo al momento de espiga embuchada. La aplicación en hoja bandera va a trabajar sobre el peso hectolítrico del grano y sobre el nivel de proteína, por lo tanto, el efecto será combinado entre un aumento de rendimiento, pero mejorando fundamentalmente los aspectos relacionados con la calidad del grano.
Mediante este tipo de soluciones, buscamos mejorar el rendimiento de los cultivos con intervenciones estratégicas a lo largo de su ciclo, desde la semilla hasta los períodos reproductivos. Cada intervención tiene como objetivo mejorar un componente específico del rendimiento, lo que se traduce en un aumento de la producción al momento de la cosecha.
Solubilidad de los fertilizantes
Entre las principales propiedades químicas básicas de los fertilizantes están la solubilidad, el índice de salinidad, la acidez o basicidad residual y el pH de la solución saturada. La solubilidad es una propiedad fundamental en los fertilizantes de síntesis, ya que, es en ella donde reside la mayor o menor disponibilidad de los nutrientes por parte de las raíces. Es una propiedad importante a considerar al elegir un fertilizante, ya que afecta la forma en que se distribuye y se absorbe en las plantas. La solubilidad de los fertilizantes fosfatados puede verse afectada por varios factores, incluyendo el pH del suelo, la temperatura, la humedad y la presencia de otros nutrientes y compuestos en el suelo.
En general, se entiende que un fertilizante soluble tiene la capacidad de liberar nutrientes del estado sólido, no aprovechable para la planta, al estado iónico requerido para su absorción. Por consiguiente, en principio habría que aceptar que la disponibilidad potencial de los nutrientes en un fertilizante está en relación directa con el nivel de solubilidad del gránulo portador. Por ello, la solubilidad en agua constituye un parámetro universalmente aceptado como criterio de aprovechabilidad del fertilizante.
La solubilidad de un fertilizante depende de la composición química y física de su molécula, debido a que la interacción entre las moléculas del fertilizante y las moléculas del solvente es fundamental para que se disuelva. Las moléculas del fertilizante pueden tener grupos funcionales polares o no polares que afectan la capacidad de la molécula para interactuar con el solvente. Además, el tamaño y la forma de la molécula también influyen en su solubilidad, al determinar la cantidad de superficie disponible para interactuar con el solvente. Las moléculas más grandes tienen más dificultad para disolverse porque tienen una menor proporción de superficie en relación a su volumen, lo que limita su capacidad para interactuar con las moléculas del solvente. Los fertilizantes microgranulados son más solubles, ya que las moléculas más pequeñas tienen una mayor proporción de superficie en relación a su volumen, lo que les permite interactuar con una mayor cantidad de moléculas del solvente.
En la práctica, todos los fertilizantes tienen una solubilidad del 100%. Sin embargo, algunos materiales pueden contener impurezas que son insolubles en agua. Este es un tema de suma importancia en la calidad de los fertilizantes solubles que se comercializan, ya que deben contener preferiblemente menos del 0,01% de impurezas, aunque lo ideal sería que este valor fuera cero. Por otro lado, la relación gramos de soluto/litro es importante porque afecta la solubilidad y la eficacia de la solución. La relación gramos de soluto por litro (g/L) es una medida de la concentración de una solución, y se refiere a la cantidad de soluto que está disuelta en una cantidad determinada de solvente y se expresa en gramos por litro de solución.
El DAP, por ejemplo, posee solubilidad limitada que disminuye con el tiempo debido a la naturaleza química de su molécula y a las interacciones que ocurren en el suelo. El fosfato presente en el DAP tiene una afinidad por los cationes presentes en el suelo, como el calcio, el magnesio y el hierro. Estos cationes pueden unirse al fosfato en el suelo, formando compuestos insolubles y reduciendo la cantidad de fosfato disponible para las plantas.
Estudios han demostrado que el DAP tiene una solubilidad máxima del 60% en un año, lo que significa que solo se disuelve esa cantidad en ese periodo de tiempo. Después de ese plazo, la solubilidad disminuye aún más y se vuelve menos disponible para ser absorbido por las plantas.
En resumen, la fertilización adecuada con fertilizantes de alta pureza, es esencial para lograr un rendimiento óptimo y una calidad superior en el cultivo del trigo. Por lo tanto, es importante prestar atención a las necesidades nutricionales de la planta y aplicar los nutrientes adecuados en el momento oportuno para obtener los mejores resultados.